"El hecho de que haya estudiado psicología me anima a hablar con usted, dijo Pereira, quizá sería mejor hablar con mi amigo el padre Antonio, que es sacerdote, pero a lo mejor él no me entendería, porque a los sacerdotes hay que confesarles las propias culpas y yo no me siento culpable de nada en especial, pero sin embargo siento el deseo de arrepentirme, siento nostalgia del arrepentimiento. Quizá debería profundizar en esa cuestión, señor Pereira, dijo el doctor Cardoso, y si tiene ganas de hacerlo conmigo estoy a su disposición. Pues verá, dijo Pereira, es una extraña sensación, que está en la periferia de mi personalidad, por eso la llamo limítrofe, el hecho es que por una parte estoy contento de haber llevado la vida que he llevado, estoy contento de haber estudiado en Coimbra, de haberme casado con una mujer enferma que pasó toda su vida en sanatorios, de haberme ocupado de la crónica de sucesos durante tantos años en un gran periódico y ahora de haber aceptado dirigir la página cultural de este modesto periódico vespertino, pero, al mismo tiempo, es como si sintiera deseos de arrepentirme de mi vida, no sé si me explico."
Sostiene Pereira, Antonio Tabucchi
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