jueves, 19 de julio de 2007

Crossroads

Extrañado sonrió cariñosamente al rostro familiarmente deconocido que compartía su habitación. Un déjà vu, paramnesia momentánea, una desconexión del cerebro durante un milisegundo que nos hace creer que esta sensación no es nueva... Cualquiera de estas racionalizaciones científicas hubiera podido dejarle tranquilo. Sin embargo, sabía que, por un instante, había olvidado qué suerte de casualidades le habían conducido a compartir este cruce de caminos con una completa desconocida. Simplemente los juegos de la memoria habían transformado el anonimato en confianza, la confianza en cariño, el cariño en amistad.

Ahora tampoco le importaban mucho estas felices coincidencias. Comprendió que la vida es una sucesión de cruces de caminos por la que desfilan sombras familiares de viejos desconocidos y nítidas figuras de nuevos conocidos. En cada encrucijada quedan atrás los recuerdos, una pequeña parte de lo que fuimos, mucho de lo que pudimos haber sido.

El rostro familiarmente desconocido se le escapó en su propio pensamiento. Aprovechó para regodearse en la duda de la decisión. Miró hacia la derecha. Ese camino parecía desierto. No dudó. Caminó decidido. Todos saben que los cruces de caminos nunca retroceden y siempre nos devuelven a la senda que nunca debimos haber abandonado.

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