viernes, 21 de febrero de 2014

Farewell song


Supongo que nunca te dije adiós como debía, no a ti, pues nuestros caminos se separaron hace mucho tiempo, sino a la estela imborrable de tu recuerdo. Supongo que no soy una persona hecha para las despedidas, ¿pues qué son éstas sino matar una parte de nuestra vida? Enterar recuerdos en lugares del que apenas quede nada cierto... labor de sepulturero que no sólo entierra el pasado, sino los futuros que dejamos pasar en nuestra vida. Los sies que no lo fueron por síes perdidos en la cobardía de temores infundados a los noes que realmente nos poseyeron.

Me pregunto si alguna vez podré despedirte como debo, matar el recuerdo de un deseo o, si, por el contrario, me vencerá el duelo de este silencio autoimpuesto, rellenar el espacio entre tu yo hecho mío y el tuyo que partió hace ya mucho tiempo. Sé que no debo, aunque no es de tentación ni querer vacío que mi ánimo no me haya rogado. En su lugar, te escribo cartas que sé que no llegarán a ningún puerto, para vaciar de mi alma los falsos recuerdos, el espíritu que invade muchas noches mis sueños y me trae falsos recuerdos de futuros que nunca fueron. Tu fantasma, ese espíritu risueño que se cuela en las fantasías del pasado y se apodera de mí desde dentro.

Aquí estaba yo dispuesto a dedicarme una canción de despedida y fiarme de sus palabras, confianza ciega que me trae tu nombre:

Aunque las nubes lo oculten, 
el sol permanece en el firmamento; 
allí gobierna una Voluntad Divina, 
La mirada eternamente pura y clara 
¡el mundo no sirve a un azar ciego!

¡Mira con amor sobre todas las criaturas! 
con corazón y mente de niña, 
También el Padre cuida de mí, 
y en Él confío

y aunque ésta fuera mi última mañana 
y me llamara su paternal palabra
su mirada eternamente pura y clara, 
¡velaría por mí con amor! 

Pero no sé si sucumbo a ellas o por el contrario me reafirmo en mi luto, este duelo que ya hace muchos años que te guardo en silencio. Te echo de menos. Pero no estás y sólo te encuentro en mis sueños. No creo que pueda decir que aún te quiero pero añoro el confort de tu cabeza sobre mi pecho, el calor de tus abrazos, tus ojos encendidos mirando más allá de mi cuerpo. Se acabó esta despedida nocturna.. hasta que te eche de menos de nuevo.

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