martes, 7 de septiembre de 2010

El retablo de la vida




Una pincelada arriba,
una pincelada abajo,
se desliza sin trabajo
la pintura derretida

sobre el lienzo encendida
la llama cual atajo
que al amor atrajo
calurosa bienvenida.

Una pincelada arriba,
una pincelada abajo,
del mar sóleo yerbajo
del sol marínea diva

que infunde colorida
lo que de mí no sajo
y hace saltar de cuajo
la nostalgia perdida.

Una pincelada arriba,
una pincelada abajo,
de mil colores un fajo,
de seña una acogida,

pintan malherida
el corazón en un badajo
presto a caer tan bajo
que no queda ya salida.

Una pincelada arriba,
una pincelada abajo,
se desliza sin trabajo
la pintura derretida

en el volar de tu partida,
que arranca de un tajo
lo que la mar nos trajo,
sin lugar a despedida.



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