sábado, 13 de febrero de 2010

Gymnopédie



En oscuros rincones olvidados, donde las notas se convierten en poesía para los oídos, mientras se cuelan dentro, muy dentro, sin ser percibidas;
en azules impresionados, donde la soledad de una figura rompe el lienzo yermo;
en pasillos en los que la grandilocuencia da paso al sentimiento encogido;
en la infinidad de los mares de lágrimas que nunca inundaron océanos;
en la sencillez de cuatro acordes repetidos sin cesar;
en la belleza reencontrada, después de mucho tiempo;
en la inmensidad que se reduce;
en la frase que se acorta;
en tu recuerdo;
en ti.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola!!!
esta poesia esta bien (me gusta la idea de las grandes frases cada vez mas pequenitas!)! pero la musica, no es la mejor jugada por erik satie...
++
;-)

Óliver dijo...

A mí me gusta toda la música de Satie y en particular esta pieza porque pasan desapercibidas al oído. No desentonan, sino que, al contrario, se funden con el ambiente tanto hasta que se vuelven imperceptibles.

En uno de los primeros conciertos de Satie, celebrado en una galería, cuando el pianista empezó a tocar dicen que Satie animó a la gente a seguir hablando porque su música no se compuso para ser escuchada, sino para ser oída.