Lo mismo que el fuego fatuo,
lo mismito es el querer.
Le huyes y te persigue,
le llamas y echa a correr.
¡Lo mismo que el fuego fatuo,
lo mismito es el querer!
¡Malhaya los ojos negros
que le alcanzaron a ver!
¡Malhaya el corazón triste
que en su llama quiso arder!
¡Lo mismo que el fuego fatuo
se desvanece el querer!
(De “El Amor Brujo”, María Lejárraga)
Alimentado por las brasas
de antiguas llamas que flamean
orgullosamente en memorias
que queman mis entrañas;
Insuflado por las magras
esperanzas que luchan
por fuegos apagar, en condenas
al olvido de fugaces chispas
de felicidades antañas;
Carbonizado hasta la médula
de sueños chamuscados
que dejan la amargura en el paladar
de dulces nunca sidos
tristes destellos desasidos
de fantasías aparcadas;
entonando melodías inacabadas,
"lo mismo que el fuego fatuo"
cantan al unísono entrelazadas
mis palabras al amanecer,
lo mismo que nuestro nunca mutuo,
"lo mismito se desvanece el querer".
1 comentario:
Es una pena que le falte el sonido. Pierde gran parte de la elegancia que tienen los movimientos
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