viernes, 17 de agosto de 2007

Un recuerdo

Íbamos por el tercer aria, cantabile mecedor de sueños, delirio nocturno de poetas, melodía ponzoñosa de grato recuerdo. El auditorio, mitad encandilado en cada uno de sus lamentos, mitad deseando salir corriendo, guardaba sepulcral silencio. Yo flotaba en una nube buscando cómo detener el tiempo, oteando en cada descuido tus movimientos. Hasta que se detuvieron.

Fue entonces, precisamente, al tercer aria, cuando te diste por vencida o, mejor dicho, la nana del sueño te venció por completo. Estábamos en la última fila, rodeados de extraños, solos en el universo. Entre tu boca y la mía, un palmo; entre el deber y el deseo, una duda; entre la esperanza y el desasosiego; un sentimiento. No puedo evitar recordar cada noche que con ese beso hubiera podido poner fin a nuestra amistad en aquel momento.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Este es de esos post en los que dificilmente puedes comentar algo... y mucho menos al autor XD.

Estaba pensando si decirlo o no, pero creo Oli que esa amiga de la que hablas aquí, es la misma chica de la que hablas en tu primer post... sinceramente espero equivocarme.

Saludos.

Óliver dijo...

Todo lo que hay escrito en este blog es fantasía, pura invención, burda mentira y una pizca de realidad. Los recuerdos se mezclan con los sueños, las experiencias con las fantasías y, todas ellas, batidas en la coctelera, dan por resultado este mejunje de palabras.

Te puedo asegurar que, hoy por hoy, me preocupa más casar palabra con palabra, sílaba con sílaba, que añorar el pasado. Y si del potingue de letras sale algo agradable de leer (y de escribir), pues bienvenido sea.

(Aún así, gracias por tu preocupación.)

Anónimo dijo...

Poco se puede comentar ante un post así. Poco debate se genera. ¿Que opera era?

Óliver dijo...

Pues yo nunca he ido a la ópera...

Anónimo dijo...

jejeje

No digo que haya sido una experiencia propia...

PD: yo ni siquiera he echado un vistazo al FIS, que era en agosto... muy caro y lleno de pijos... y eso que he recuperado mi colección de cds clásicos para meterlos en el ipod...

Óliver dijo...

Aún recuerdo el día que fuimos a ver el concierto de los Strauss en el Palacio de Festivales. Los que estaban allí (sobre todo los de cinco filas por delante) tenían más ganas de aparentar que otra cosa. Así podrían decir a sus amiguísimos en la fiesta del Club Náutico que había ido a ver a... ¿Straqué?

Es una pena que la música clásica vaya de la mano del snobismo. Así (y también por Luis Cobos) poco futuro le queda a la música clásica.